Vida diaria de una adolescente
Camila
Rodríguez
Capítulo
I
-¡Levantate
Julia!- me gritó mamá a las 6:30 am- es tu primer día de clase.
-¡Ya voy!- protesté.
No me emocionaba para nada mi primer
día en 2° del liceo, para nada. Ver a las mismas personas, todo
igual, volvía a comenzar mi rutina, la única razón por la cual
quería volver al liceo era por mis amigas, Agustina y Brenda, que
por cierto ya les hablaré mas adelante de ellas.
Me levanté corriendo al escuchar el
segundo grito de mi madre diciéndome que faltaban 10 minutos para
que llegaran a buscarme, tomé mis cosas y salí corriendo.
Al entrar por la puerta principal vi a
mis viejos compañeros, a mis amigas, a mis enemigas, al chico que me
gustaba, a todos. Una sonrisa estúpida se formó en mi cara al ver a
todos y recordar momentos vividos.
-¡Hola Juli!- me gritaron Agus y
Brenda, inmediatamente me di cuenta que ellas eran quienes me
gritaban, me di vuelta enseguida para saludarlas.
-Hola, no saben cuanto las extrañe- no
me resistí a abrazarlas.
Entramos a clase, la primera materia,
biología. Al pasar las horas, ya varios profesores se habían
presentado.
-¡Mamá, llegué!-di un portazo, me
regañaron por eso, pero no fue mi intención.
Me
puse a hacer los deberes, si, el primer día ya haciendo deberes,
pero no pude concentrarme, llamé a Brenda para salir, ella aceptó.
Hacía
muchísimo calor; no sabíamos a donde ir, fuimos a una heladería de
la zona ya que no teníamos muchas ganas de caminar.
Llegué
a casa a las 8, mi madre me volvió a retar por no haber avisado a
donde iba.
Las
siguientes semanas se me hacían todas iguales, la misma rutina, la
misma gente, lo mismo todo, no podía esperar a que fuese fin de
semana para poder salir, o quien sabe que.
Capitulo
II
Una
noche tipica de Sábado estaba acostada en mi cama escuchando mi CD
de La Vela Puerca, cuando de repente suena mi celular, no dí
importancia a quien era y solamente atendí. Era Gustavo, el chico
que me gustaba desde hace un año, les contaré un poco sobre el y
luego sigo.
Gustavo
iba a la escuela conmigo desde primero, desde los 6 años, era una
persona importantísima para mi, era mi mejor amigo. Y de repente el
año pasado, me comenzó a gustar cada vez más.
Como
les estaba contando, tomé mi teléfono...
-Hola-dije
algo confundida, usualmente nadie me llama.
-Hola
Julia. ¿Cómo estas?- reconocí inmediatamente su voz.
-¿G-g-ustavo?-
dije sonando como una completa estúpida, me quedé congelada-
-Si,
jaja, estaba aburrido y queía hablar contigo-no supe que decir.
Luego
comenzamos hablar hasta tarde, todos los días, a las 8.
Había
llegado el tan odiado lunes, la relación con mis mejores amigas
notaba que se estaba deteriorando, a lo largo de los días, las tres
habíamos conocido a gente nueva, gente de otros departamentos que
venían al liceo, como sea, no me sentía muy mal que digamos.
Le
había prometido a mamá que este año me pondría las pilas, aun más
que el año pasado, la pone muy feliz saber que me esfuerzo, aunque
muchas veces nos peleamos. No me gusta pelearme con nadie, pero odio,
odio, odio, con todo mi completo ser que me digan que lo que pienso
está mal, cuando ya se que está mal.
Capítulo
III
El
Jueves tuvimos Sonora, la profe nos propuso unirnos a una especie de
grupo de arte del liceo donde cada uno hacía y se expresaba como
quería.
Con
Gustavo decidimos entrar, quien sabe, por ahí nos servía. Decidimos
entrar a la parte de canto, el era muy bueno a decir verdad.
Todos
los lunes concurríamos a clases donde aprendíamos nuevas canciones,
habíamos formado una banda ''40.40.14'', así nos habíamos llamado.
Creíamos que era un buen nombre, sonaba lindo.
La
profesora nos dijo que podríamos llegar muy alto si nos seguíamos
esforzando, y fue eso lo que pasó.
Un
sábado a la mañana mi madre recibió un llamado de la directora
diciendo que iríamos a tocar en Colombia, en un recital donde cada
banda desconocida se mostraba.
Luego
de llorar todo un día suplicándole a mi madre que me dejara ir,
dijo que hablaría con la madre de Gustavo.
A
las 8, cuando Gustavo me llamó, me contó que el también le había
suplicado muchísimo a su madre, pero a el si lo habían dejado. Al
día siguiente nos juntamos los cuatro en un restaurante cerca de
nuestras casas; olvidé mencionar que Gustavo es vecino mio, vive a
aproximadamente una cuadra de mi casa.
Pasamos
3 horas ahí charlando, mi madre me dejó. Al despedirnos el le dijo
a mi madre que el cuidaría muy bien de mi.
Se
me hacía muy difícil estar sin mis amigas, así que decidí
llamarlas para encontrarnos o salir de compras como lo solíamos
hacer, en el camino les conté todo lo que me estaba sucediendo, toda
esta cosa loca con Gustavo, ellas dijeron que estaban muy felices por
mí, me divertí mucho esa tarde.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBuen trabajo! Continúen
ResponderEliminarme re enganche... como sigue? ja
ResponderEliminarAhora voy a seguirla :)
ResponderEliminarYa subí dos nuevos capítulos, y capaz que siga. :)
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